
En
Nuevo México, Estados Unidos, un agente policíaco accionó su pistola
Taser de descargas eléctricas contra un niño de 10 años que se negó a
limpiar su patrulla, demostrando así lo que la policía hace cuando
alguien se niega a seguir sus órdenes.
Los hechos ocurrieron en el marco de un
“Día de las Profesiones” (“Career day”) que tuvo lugar en la Tularosa
New Mexico Intermediate School, adonde acudió el oficial Chris Webb para
mostrar las particularidades de su quehacer —aunque parece ser que el
agente se tomó su misión muy en serio y con demasiada literalidad.
En algún momento de la demostración Webb
pidió a uno de los niños de la escuela que limpiara su patrulla, a lo
cual el joven alumno se negó. “Déjame enseñarte lo que le pasa a quienes
no escuchan a la policía”, dijo entonces el oficial, al tiempo que
soltaba la descarga de 50 mil voltios de su Taser directamente sobre el
pecho del niño.
Este, por supuesto, quedó inconsciente
de inmediato, con el dispositivo pegado sobre su piel y con cicatrices
de quemadura similares a las que deja un cigarrillo. Pero Webb, en vez
de llamar a los servicios de emergencia, corrió a la oficina del
director llevando al niño en brazos.
Y si bien todo esto ocurrió el pasado 4
de mayo, el incidente cobra relevancia porque solo hace un par de días
la corte correspondiente dictó sentencia sobre el caso: una pena
verdaderamente increíble de solo 3 días de suspensión, esto porque la
defensa del policía alegó que Webb accionó su arma por accidente.