Los tatuajes no afectan, en modo alguno, la capacidad
intelectual, laboral o de cualquier otro aspecto del desempeño de una
persona. Para muestra, Vladimir Franz: profesor universitario, pintor y
compositor de ópera que compite por la presidencia de la República
Checa.
Los prejuicios contra las personas que
se tatúan por desgracia siguen siendo comunes, particularmente por parte
de personas que no entienden que el aspecto poco o nada tiene que ver
con la capacidad intelectual, profesional o de cualquier otro aspecto
del desempeño de una persona.
Para demostrarlo así, Vladimir Franz
—profesor universitario, pintor y compositor de ópera— decidió presentar
su candidatura para la presidencia de la República Checa. Y si bien a
Franz parecen no faltarle cualidades, hay una que al menos lo distingue
inmediatamente del resto de sus competidores y aun de casi cualquier
habitante del país: tiene la piel enteramente tatuada, desde la cabeza
hasta los dedos de los pies.
El hombre no tenía pensado incursionar
en la vida pública de su país de esta manera, pero un grupo de amigos y
admiradores lo animó para enlistarse como posible presidente de la
nación europea. Y si bien incluso en este punto lo consideró
irrealizable, cuando otras personas le ofrecieron trabajar
voluntariamente en su campaña, entonces no lo pensó más.

Y contrario a lo que podría pensarse,
Franz obtuvo pronto más apoyo popular del que esperaba. Hacia finales
del 2012 reunió 88 mil firmas a favor de su candidatura, notablemente
más de las 50 mil que piden las leyes locales para participar en las
elecciones sin estar afiliado a un partido político. La aprobación
proviene sobre todo de la población joven, pero igualmente la simpatía
se encuentra en otros sectores demográficos.

El profesor busca sobre todo revertir
los malos hábitos de un sistema político corrupto que no ha cumplido con
las promesas fijadas luego de la caída del comunismo, hace más de
veinte años, a pesar de las administraciones insignes del dramaturgo
Václav Havel y el reputado economista Václav Klaus (a quien, por cierto,
Franz califica de “error fatal”).
Además de Franz, otras ocho personas
compiten por la presidencia de la República Checa, siendo favoritos los
ex primer ministros del país Jan Fischer y Milos Zeman, cercanos ambos a
los intereses de la Unión Europea.

En cualquier caso, resulta por lo menos
un motivo de reflexión que si bien en la política estamos acostumbrados a
ver personajes de traje y corbata, de faldas grises y joyas discretas
pero suntuosas, ensayando a cada momento gestos acartonados y un tanto
en los que siempre cabe la sospecha de la falsedad y la hipocresía, la
actitud de Vladimir Franz es por lo menos admirable, él que no teme
mostrar su autenticidad y, por el contrario, hace de esta la mayor de
sus fortalezas.