
La obsesión por los
gatos en el siglo XIX estuvo latente en varias expresiones artísticas.
Los fotógrafos, por ejemplo, retrataron gatos con atuendos típicos de la
época. El gusto por los felinos se extendió ridículamente hasta
Monsieur Louis Coulon, un hombre que durante años cultivo su barba de
3.3 metros para convertirla en una madriguera para su gato. Aún son
desconocidas las razones por las que este noble francés rindió tributo a
su mascota de tan peculiar forma, aunque el orgullo con que la porta es
indudable. Muchos se preguntan a qué habrá olido el extenso y
enmarañado vello facial de este hombre que, a la distancia, luce como un
elemento kitsch que por otro lado podría marcar una tendencia en la
moda actual.