Este es un extracto de una entrevista
con un ex agente británico que trabajó para el gobierno de su país en la
década de los 60. De acuerdo a su testimonio, el miembro viril podría
ser una escapatoria ante el sufrimiento experimentado bajo una
innovadora y tortuosa técnica que utilizaba la justicia para que un
sospechoso confesará o revelará información importante para la
inteligencia británica.
La técnica que
nosotros utilizábamos en Aden consistía en suspender al prisionero,
desnudo, en un enorme tanque de gelatina líquida, cuya temperatura era
de 94.8 grados Fahrenheit (36.88 grados centígrados). Con los brazos y
las piernas atadas y la cabeza envuelta en una especie de casco de buzo
por el que respiraba, era colgado del tanque, por lo que solo podía
escuchar su respiración y, en teoría, esto lo haría volverse loco.
¿Cómo sobrevivir a esta vertiginosa experiencia?
¡No te preocupes!
Esto es lo que no han pensado quienes lo practican. Te han privado de
todo tipo de capacidad sensorial externa, pero los hombres tienen un
órgano muy sensible entre sus piernas del que, está comprobado, bajos
estas circunstancias, tiene control. Así que la respuesta es
concentrarse en el pene y podrás hacer cosas asombrosas en un tanque de
gelatina a 98.4 grados de temperatura. En realidad es un entorno muy
favorable.
Al
parecer el calor y la gelatina y una concentración mental en los
estímulos que puede recibir el pene podría hacer que el interrogado
soportara el estrés del interrogatorio, distrayéndose en su propia
esfera de placer e incluso hasta romper el sistema de juego de los
interrogadores si acaso lograra eyacular. El humor que se maneja en las
agencias de inteligencia es bastante pesado.