En una acción unilateral que contraviene la
voluntad de la ciudadanía, el gobierno mexicano de Felipe Calderón firma
en Japón la iniciativa ACTA, que tras la fachada del combate a la
piratería busca censurar el libre tráfico de contenidos en Internet
.
La
noche de ayer la indignación comenzó a crecer en las redes sociales y
otros medios de información por el anuncio dado a conocer de que el
Poder Ejecutivo de México, encabezado por Felipe Calderón, decidió por
su cuenta firmar la iniciativa ACTA, que tras la fachada del combate a
la piratería y la protección de la propiedad intelectual, busca censurar
el libre tráfico de contenidos en Internet.
Esto sucedió por medio del embajador de
México en Japón, Claude Heller, quien en representación del gobierno
federal dio su beneplácito a la medida, contraviniendo la voluntad
ciudadana, la del Senado de la República y la de otras instancias
federales que en los últimos meses trabajaron conjuntamente para evitar
que ACTA entrara en vigor en territorio mexicano. La noticia también
sorprende porque apenas esta semana el Parlamento europeo, con una votación arrolladora de 478 contra 39,
enterró para siempre el proyecto de ley para toda Europa (curiosamente,
el comunicado oficial del Instituto Mexicano de la Propiedad
Intelectual asegura que la Unión Europea sí aprobó ACTA).
La firma tuvo lugar en Japón porque este
país es el depositario del acuerdo, el cual, por otra parte, necesita
de la anuencia de seis países para ser aprobado: México es ahora el
quinto de estos, junto con Estados Unidos, Australia, Marruecos y el
propio Japón.
La reacción, por supuesto, no se ha
hecho esperar, y ya se habla incluso de “terrorismo cibernético” y otras
acciones de protesta contra esta decisión del gobierno mexicano, que
además de afectar la libertad en Internet, también viola la garantía
constitucional de presunción de inocencia.
La iniciativa todavía espera la aprobación del Congreso