La Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos asegura que no se han reportado fallas en las comunicaciones ni en la redes de fluido eléctrico
Estas y otras tecnologías frecuentemente se ven interrumpidas por las nubes de partículas cargadas de electrones. Pero la situación todavía puede cambiar a medida que la tormenta sacude el campo magnético planetario afectando las telecomunicaciones, aunque también podría producir coloridas auroras, incluso en zonas más alejadas de los polos.
Los principales indicadores mostraron que esta tormenta es 10 veces más grande que el viento solar que normalmente llega a la Tierra.
La tormenta, que comenzó con un enorme destello a principios de la semana, crece a medida que se aleja del Sol, expandiéndose como una pompa colosal de jabón.
Los científicos calculan que las partículas se mueven a más de 6 millones de kilómetros por hora.
La tormenta llegó a la tierra hoy a las 6 de la mañana (11.00 GMT), dijo Joe Kunches, un científico de la Agencia Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA por sus siglas en inglés), con sede en Boulder, Colorado.
"Nos está golpeando justo en la nariz", indicó. Kunches agregó que "no es un suceso terrible, sino interesante".
Los astrónomos dijeron que el planeta tiene una orientación al norte que es "muy benigna".
Si estuviera más hacia el sur, el fenómeno habría causado más daño a las telecomunicaciones y auroras más grandes.
"No estamos fuera de peligro. Fue un buen comienzo", dijo Kunches. "Si fuera una red eléctrica estaría feliz hasta ahora".
Los astrónomos dicen que el Sol ha estado relativamente tranquilo durante algún tiempo y que esta tormenta, aunque fuerte, puede parecer más feroz porque la Tierra ha estado arrullada durante varios años por una actividad solar débil.
La tormenta es parte del ciclo normal de 11 años del Sol, que se supone debe llegar a un pico de tormentas el año próximo.
Las tormentas solares no causan daño a las personas, pero sí alteran la tecnología. Durante el último pico, alrededor de 2002, los expertos descubrieron que los aparatos que usan el GPS eran vulnerables a las erupciones solares.
Debido a que las nuevas tecnologías han florecido desde entonces, los científicos podrían descubrir que algunos de los nuevos sistemas también están en riesgo, dijo Jeffrey Hughes, director del Centro de Modelos Integrados del Clima Espacial de la Universidad de Boston.

La tormenta geomagnética registrada del Sol
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