En su nuevo libro "Lo que como: La vuelta al día en 80
dietas", Peter Menzel y Faith D’Aluisio nos muestran los hábitos
alimenticios de distintas personas alrededor del mundo, ¿será que somos
lo que comemos?

¿Qué diría sobre ti una foto en la que
te vieras junto con todo lo que comes durante un día normal? ¿Qué tan
diferente sería a la de tu vecino, a las de tus amigos o a la de alguien
que vive alejado de la ciudad, en la sierra? Recuerda que somos lo que
comemos, somos un hervidero incesante de reacciones químicas que
transforman lo que consumimos en nuestro cuerpo.
La idea del nuevo libro de Peter Menzel,
“Lo que como: La vuelta al día en 80 dietas”, es hacer una comparación
de lo que nos hace únicos en cuanto a nuestros hábitos alimenticios.
Después de viajar alrededor del mundo siguiendo dietas y estilos de vida
distintos en cada cultura, Menzel y su esposa Faith D’Aluisio esperan
que la gente se detenga un segundo y reflexione sobre el camino por el
que está llevando su alimentación y qué es lo que dice eso sobre su
vida.
Las fotos recorren toda una gama de
posibilidades. Un niño en un campo de refugiados de Chad, un cazador de
focas en Groenlandia, una mujer británica que consume más de 12,000
calorías al día o un homeópata Indio cuya dieta Shivambu incluye beber
diariamente de su propia orina.
El libro hace evidente que lo más
difícil de ver es lo que tenemos más cerca, sólo cuando alguien hace un
comentario sobre los lentes con los que miramos el mundo nos damos
cuenta de que los traemos puestos, de que las cosas podrían ser vistas
de manera diferente. No hacen falta mayores explicaciones, tan sólo con
tener frente a nosotros lo que comemos nos daríamos cuenta de qué es lo
que estamos haciendo con nuestros cuerpos, y de que somos campos de
batalla en que se libra una guerra entre el estilo de vida que nos
venden y lo que realmente queremos.
“Hemos intentado escoger gente muy
activa físicamente y también gente que realiza mucho trabajo de
escritorio” dice Menzel. El libro no pretende ser una denuncia, sino una
herramienta. Sin embargo estas fotos tienen muchas lecturas, arrojan
luz sobre lo que la globalización, las coorporaciones y la publicidad,
le están haciendo a nuestras vidas. Entre los entrevistados, ya un
trailero tuvo dos ataques al corazón y un trabajador del acero de
Chicago decidió, después de ver su foto en una exhibición, dejar de
tomar bebidas azucaradas.
Este nuevo libro sigue el éxito de Hungry Planet,
anterior libro de Menzel y D’Aluisio, que reseñamos aquí en Pijama hace
un par de años. Este nuevo proyecto es el producto de 4 años de trabajo
y miles de kilómetros de recorrido, aquí algunos ejemplos:
Abdel Karim Aboubakar, es un refugiado sudanés que vive en el Campo de refugiados de Breidjing, al este de Chad. El valor calórico de su comida de un día es de 2300 kcal. Tiene 16 años, mide 1.76 mts y pesa poco menos de 50 kilos. Escapó de Darfur con su madre y sus hermanos después de que las milicias Janjawiid quemaran su pueblo. Su alimentación aquí es muy parecida a la de su pueblo, solo que ahora menos.

Rick Bumgardener posa aquí con su dieta
recomendada para perder peso en su casa de Halls, Tennessee. El valor
calórico diario de su comida es de 1600 kcal. Tiene 54 años, mied 1.75
mts y pesa 212 kilos. Sufre de problemas de espalda, no puede salir de
su casa sin usar silla de ruedas y tiene diabetes tipo 2. Necesita
perder 100 kg para ser elegible a una cirugía de perdida de peso.
Intenta atenerse a su dieta, pero no siempre lo logra. Antes de
conducir un camión escolar repartía leche a tiendas y escuelas, muchas
veces la intercambiaba por helados.