Necesitamos más policías como éste
México, DF.- Paulino García es un oficial de tránsito de la Ciudad de México. Anoche, mientras veía la película “Cadena de Favores”, en su pantalla de 60 pulgadas, comprada con las contribuciones voluntarias de ciudadanos con amenaza de infracción, se conmovió un poquito, y pensó que por una vez en su vida, él podía hacer algo por los demás también.
Ya en el trabajo, su primera víctima fue una pareja joven que conducía hacia el hospital, pues la mujer estaba por dar a luz. Paulino los detuvo porque su radar mental calculó que iban a 60.1 km/h, en una zona de 60. Pero recordó que tenía que ser benévolo con ellos y que debía cumplir su juramento de proteger y servir a la comunidad, y entonces sólo les exigió 200 pesos por dejarlos ir, sin importarle que el bebé asomaba sus primeros pelitos. “Miren jóvenes, mi cuota normal es de 500, pero para que vean que soy considerado por aquello del bebé, sólo les estoy pidiendo 200. Esto es una señal de que el chamaco se debe llamar Paulino”.
A lo largo de la mañana, extorsionó a un par de ancianos que a su juicio caminaban muy lento, infraccionó a un tortillero con el pretexto de que su bicicleta no circulaba ese día, y detuvo a una señora por ir hablando por teléfono (no le importó que la señora fuera en el asiento del copiloto). Pero fiel a su promesa de ser una mejor persona ese día, a todos les pidió la mitad de lo de siempre.
Al terminar su mañana, mientras se disponía a almorzar sus quesadillas de sesos, se dio cuenta de que ser una buena persona no era redituable y pensó: “Mañana, todo volverá a la normalidad”.
Al menos por un día, Paulino contribuyó a un mejor México. Gracias totales.