Autoridades alemanas detienen paquete con cocaína que tenía como destino final la Santa Sede.
Diariamente son incautados cargamentos
de cocaína alrededor del mundo. Este polvo blanco, protagonista de miles
de fiestas e ícono de diversión frívola, se produce, distribuye, y
consume efusivamente, de forma cotidiana. En este sentido la noticia de
que autoridades alemanas interceptaron un paquete con doce onzas (336
gramos) de coca está lejos de ser noticia. Pero lo que llama la atención
es el destino del mismo, el Vaticano.
Según reportó CBS,
el envío, que salió de Sudamérica, contenía en medio de una caja con
cojines catorce condones rellenos de esta sustancia, y fue interceptado
en el aeropuerto de Leipzig. No incluí un destinatario preciso pues solo
estaba dirigido a la oficina postal de la Santa Sede, lo que quiere
decir que cualquiera de sus 800 habitantes habría podido reclamarlo.
Si bien la poca información en torno a
este decomiso no confirma nada en absoluto, no deja de resultar curioso
que exista consumo de cocaína en la capital de la Iglesia Católica, y
con un poco de imaginación es fácil suponer que quizá la coca estaba
destinada a aderezar las presuntas fiestas sexuales que, de acuerdo a un ex alto mando del Vaticano, se organizan en este lugar.
En todo caso, más allá de especulaciones, una vez más la Santa Sede sugiere que es anfitriona de turbios escenarios.