Científicos comprueban que la glándula pineal, el mítico asiento
del terecer ojo, produce DMT, una de las sustancias psicodélicas más
poderosas y enigmáticas del planeta.

Desde el trabajo científico del Dr. Rick
Strassman en la década de los 90 administrando DMT se había
popularizado la creencia de que el DMT se secretaba en el cerebro humano
dentro de la glándula pineal. Strassman había sugerido la hipótesis de
que el DMT se generaba en esta glándula, considerada históricamente como
el asiento del tercer ojo pero no había ninguna prueba hasta el
reciente trabajo del Dr. Jimo Borjihin de la Universidad de Michigan.
La investigación publicada en la revista
Biomedical Chromatography documenta la presencia de DMT en las
glándulas pineales de ratas vivas. Según los investigadores el
descubrimiento de la glándula pineal como fuente de DMT ”refuerza la
idea del rol de esta enigmática glándula en estados de conciencia
inusuales”. Se ha vinculado al DMT con la generación de imágenes en los
sueños, con los estados de conciencia que generan las experiencias
cercanas a la muerte y todo tipo de experiencias místicas. El Dr.
Strassmann llamó al DMT, “la molécula del espíritu”, aludiendo al
llamado terecer ojo u ojo espiritual donde se ubica el 6 chakra ajna en
algunos sistemas budistas,. Strassman incluso vinculó la formación de
la glándula pineal, la cual se vuelve patente a los 49 días de
desarrollo fetal, con la reencarnación, ya que este periodo de tiempo es
el mismo que, según el Libro Tibetano de los Muertos, tarda un alma en
volver a habitar un cuerpo.
El siguiente paso es determinar si
existe presencia de DMT en el fluido cerebroespinal, la cual podría ser
una ruta para que la síntesis de DMT pineal afecte la función cerebral.