Decisiones desmesuradas tomadas por banqueros en Estados Unidos
pudieron haber sido impulsadas por el consumo excesivo de cocaína.
El consumo de cocaína en altas esferas financieras
estadounidenses no es sólo un rumor. La oficina de Bernie Madoff —quien
fue uno de los personajes más influyentes en el sector bursátil y
también autor del fraude financiero más grande en la historia de Estados
Unidos— era conocida como “El Polo Norte”. Jimmy Cane, antiguo CEO de
Bear Stearns, escondió cocaína en una botella de antiácido que se
encontraba en su oficina –y como estas muchas otras historias en el
corazón, en perenne taquicardia, de Wall Street.
De ahí que personas como
Geraint Anderson, columnista y analista financiero, y como David Nutt,
especialista en drogas, sumen como factor causante de la crisis
financiera de 2009 al desenfrenado consumo de cocaína entre los
banqueros. Recientemente David Nutt dijo al Sunday Times, que
el uso de la cocaína en los banqueros junto con su “cultura de la
emoción, del impulso y del más y más y más…nos metió en este terrible
desastre”.
La cocaína causa efectos de
codicia insaciable y la tendencia a hablar con mucha confianza de
asuntos que se desconocen. También se ha puesto sobre la mesa que los
hombres de negocios son más propensos a vender absurdamente armas de
destrucción masiva financieras después de tomar un propulsor de
confianza como la cocaína.
Dr. Chris Luke, especialista
del Cork University Hospital, en Irlanda, quien estudió los efectos de
la cocaína en los banqueros, afirmó que “figuras prominentes de los
círculos políticos y financieros toman decisiones irracionales como
resultado de la megalomanía que provoca el uso de cocaína.” Concluye que
“la gente estaba tomando decisiones absurdas y pensando que estaban
110% bien, lo que desembocó en el caos”.
Adjudicar por completo la
crisis financiera al consumo de una droga sería una posición en extremo
simplista, pero tal vez no sea tan disparado considerarlo como factor
influyente.