
Una explosión nuclear, a un milisegundo de haberse detonado, revela una funesta figura que alude a un cráneo amórfo.
Esta impresionante imagen nos recuerda,
por un lado, que tal vez no exista la materia inanimada, es decir, que
toda partícula tiene una conciencia por si misma y, segundo, que cada
“discurso” o acción que acontecen en este universo liberan energía
acorde a su naturaleza (la cual probablemente esta definida por su
intención, su pasado y su futuro).
Utilizando una cámara electrónica de
acción rápida, investigadores captaron la manifestación liberada por una
explosión nuclear a un milisegundo de haberse iniciado. El resultado
nos revela una extraña figura que alude a una especie de calavera
amorfa. Esta peculiar figura, aunada al contexto histórico y actual en
torno a los explosivos nucleares, bien pudiera representar una de las
muchas caras de la muerte.